Los fabricantes obligan a los retailers a bajar el precio de los televisores con el objetivo de intentar parar la caída de las ventas, lo que produce que los vendedores no consigan altos beneficios con la comercialización de estos aparatos y es que hay modelos que cuestan ahora mismo la mitad de lo que costaban hace un año.
Por su parte, también los fabricantes se han visto afectados, viendo caer sus ingresos. Destaca, como último movimiento dentro de la industria, la decisión de Sony de venderle a su anterior socio Samsung su parte en la joint venture S-LCD por 940 millones de dólares (720 millones de euros).
Por su parte, según los especialistas del mercado, los consumidores no parecen dispuestos a pagar más dinero aunque los televisores tengan nuevas y modernas prestaciones como conexión a Internet o visualización en tres dimensiones.
Según publica The New York Times, el futuro de la televisión parece ser que puedan ofrecer acceso a un contenido diferente, como a Netflix o iTunes.
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