Los grandes riesgos de seguridad del Internet de las Cosas en 2015

Negocios

Dice un estudio de McAfee explica que el diseño de los objetos conectados en el Internet de las Cosas, normalmente modulares, facilitan las intrusiones de seguridad.

Los ataques al Internet de las Cosas aumentarán de forma considerable en el año 2015, debido al gran crecimiento que vivirá este mercado, con un mayor número de objetos conectados, la falta de seguridad de estos y el alto valor de los datos que almacenarán este tipo de dispositivos, según dice un estudio de McAfee analizando las tendencias en seguridad para el año que está a punto de comenzar.

Estudio de McAfee.
Estudio de McAfee.

El número y la variedad de dispositivos en el Internet de las Cosas (IoT) va creciendo de manera exponencial: domótica, coches, dispositivos que se llevan puestos… Al mismo tiempo, se van desarrollando más usos y más aplicaciones: agricultura, manufactura o servicios de salud, entre otros asuntos. Los dispositivos del mercado del Internet de las Cosas “están hechos de una variedad cada vez más amplia de software y hardware, lo que lleva a la complejidad significativa” y esto, dice McAfee, “es el enemigo de la seguridad”.

Los nuevos componentes no están construidos de una forma tradicional, dice la firma de seguridad en su estudio, en el que se analizan otros mercados y sus riesgos de seguridad para el próximo año. Su diseño y  forma de fabricación ya facilitan los ataques de seguridad. Y esa podría ser, de acuerdo con McAfee, la gran amenaza al mercado.

Según el informe, en España, por ejemplo, los medidores eléctricos conectados a la red e instalados en millones de hogares podrían llevar a una gran cantidad de vulnerabilidades por parte de atacantes, que buscarían realizar fraudes aprovechándose de la información y hasta causar apagones. En una conferencia de hackers de sombrero blanco celebrada el año pasado, los investigadores externos mostraron cómo las cámaras de vigilancia conectadas a Internet podrían ser fácilmente violadas.

Otra amenaza que debería alarmar es a la que se enfrentan los dispositivos conectados en hospitales u otros centros relacionados con el cuidado de la salud.