Armonizar las actitudes y expectativas de usuarios y empresa ante el BYOD
Acacio Martín, director general de Fortinet Iberia, recoge en este artículo cómo está afectando el BYOD a las empresas, que lo adoptan de manera muy diversa dependiendo del sector y la geografía.
Uno de los rasgos definitorios de la globalización es la búsqueda de la ubicuidad; no sólo la de los productos, sino también la de hábitos y actitudes, y en ninguna otra área se hace esto más evidente que en el uso de la electrónica de consumo y las aplicaciones.
Los fabricantes tecnológicos entienden el mundo como un único mercado global dividido en áreas de ventas, mientras que los consumidores utilizan las mismas aplicaciones, independientemente de su país de origen. Así, un usuario de iPad en Japón, utilizará su dispositivo de la misma manera que un ciudadano británico, argentino o sueco. Las particularidades nacionales se difuminan en un mundo cada día más interconectado.
Podría parecer que el mundo empresarial fuera por detrás de este movimiento y no estuviera preparado para el fenómeno Bring Your Own Devide, BYOD. De ser así, y teniendo en cuenta la proliferación de dispositivos emergentes, esta situación podría convertirse en un grave problema.
El último informe publicado por Fortinet sobre los usuarios de la Generación Y revela hasta qué punto está extendido y aceptado el uso de los propios dispositivos en el entorno laboral mientras que las estrategias de seguridad aplicadas difieren unas de otras. La investigación se ha realizado en 20 países, sobre una muestra de 3.200 trabajadores con edades comprendidas entre los 21-32 años. Una de las conclusiones de dicho estudio es que en el último año se ha constatado una tendencia al alza entre aquellos que consideran BYOD como una herramienta útil para su trabajo, pasando del 26% en 2012 al 45% en 2013.
Claramente, BYOD se ha convertido en una práctica común en todo el mundo, tanto por la inexistencia de regulación a través de políticas específicas (51% de los casos) como por políticas corporativas que permiten y gestionan el uso de los dispositivos personales en el trabajo (32%), siendo ésta opción la ideal.
En conjunto, el 19% de las compañías analizadas dispone de políticas específicas que prohíben el uso de los dispositivos personales en el entorno de trabajo. Aparte de las desventajas comerciales que supone, esta respuesta negativa induce a muchos usuarios a contravenir las políticas corporativas. Más de la mitad, el 51% de los usuarios admitieron haber infringido las políticas relativas a la prohibición de dispositivos personales en el trabajo.
Este dato es especialmente preocupante y muestra la divergencia entre la actitud de los usuarios y la de las empresas. El escenario ideal sería aquel en el que BYOD está autorizado y gestionado correctamente y los usuarios no tengan que actuar en contra de la normativa o los deseos de su empresa. Solo entonces las actitudes y expectativas de usuario y empresa estarían armonizadas y el beneficio sería mutuo.
En un análisis más en profundidad, la investigación también revela el grado de disparidad de actitudes y maduración según países y sectores.
Así, en la India, el 76% de los usuarios declara que en su empresa había políticas relativas a BYOD mientras que un 34% de las empresas prohibían el uso de dispositivos personales. Aunque nada es perfecto, al menos el mercado indio es consciente de la importancia del BYOD y su potencial impacto y trata de regularlo. Estos datos contrastan con Corea del Sur donde el 61% de las organizaciones no tienen una política BYOD y el 10% lo prohíben.
Por otro lado, los sectores bancario, financiero, TI, telecos y de fabricación son los sectores más maduros en este aspecto. Son los únicos en los que las políticas que permiten a los usuarios utilizar sus dispositivos personales están más extendidas. Pero teniendo en cuenta la sensibilidad de los datos que manejan, es lógico que tengan una estrategia frente a BYOD más madura. En el extremo contrario se sitúa la agricultura, la pesca, los medios de comunicación y la publicidad donde las políticas son más laxas y divergentes.
El próximo desafío para el mundo empresarial no se encuentra en acelerar la implantación de políticas BYOD sino en su propia evolución así como la de los dispositivos conectados y los hábitos del os usuarios. Un 50% de los usuarios encuestados están convencidos de que los nuevos dispositivos como Google Glass, smart-watches o coches conectados tendrían cabida dentro del entorno laboral, por lo que las amenazas a la red corporativa serán todavía más complejas.
El informe de Fortinet alerta a las organizaciones que el uso de dispositivos personales en un tsunami que no se puede parar y que, incluso, se verá avivado por los nuevos dispositivos. Se hace imprescindible afrontar estas circunstancias desde una perspectiva que busque la eficiencia y la seguridad en los procesos de trabajo del día a día. Esto se puede conseguir por la implementación de políticas, autenticación y control del nivel de usuario. Aceptando la existencia del BYOD, reconociendo su naturaleza evolutiva y estableciendo políticas para gestionarlo, dejará de ser un factor problemático en el entorno de trabajo del futuro.