1. El Internet de las cosas dará que hablar en 2013
2. ¿Qué es el Internet de las Cosas?
3. Y, ¿qué aplicación práctica tendrá para la vida real el Internet de las Cosas?
4. ¿Qué oportunidad supone el Internet de las Cosas para el mercado?
Y ¿qué es el Internet de las Cosas?
Con la ayuda de varios directivos y expertos, podemos decir que el Internet de las Cosas. Así, dice Carolina Milanesi, vicepresidenta de investigación de Gartner sobre el mercado y la tecnología de consumo, que la consultora define este concepto como la red de los objetos físicos conectados bajo el mismo paraguas de Internet que interactuan entre ellos gracias a esto.
Así, “conceptualmente, el Internet de las Cosas describe cómo Internet está siendo utilizado para conectar dispositivos inteligentes, artículos de consumo, automóviles, objetos relacionados con la infraestructura de la ciudad, con los activos de la empresa y con otros activos físicos”, de modo que todos estos objetos pueden controlarse o ser intervenidos para crear y recibir un flujo de datos que se transmita de unos a otros en entornos informáticos convencionales.
A esto, María Ramírez, senior sales engineer de Trend Micro le añade que este fenómeno, en la vida cotidiana, significa que cualquier objeto del mundo estaría identificado con una “etiqueta” que lo definiría de forma unívoca.
Sin embargo, aunque muchos usuarios y profesionales aún no conozcan la importancia de este mercado, el Internet de las Cosas no es un término nuevo, Jordi Gascón, Technical Sales Director en CA Iberia explica que fue usado por primera vez en 1999 por Adam Bargautem y añade que “el concepto inicial se basaba en la identificación unívoca de los objetos (cosas) y su representación en Internet para su seguimiento y control; siendo el RFID ( es decir de identificación de radiofrecuencia) y los códigos de barras la base de esa representación virtual del estado del mundo real”.
Con el tiempo, añade el directivo de CA Iberia, “el concepto ha ido evolucionando y la introducción de sensores, dispositivos con mayores capacidades y funcionalidades tecnológicas junto a otras innovaciones y tendencias (cloud, BYOD, smartphones) ha abierto la puerta a que los objetos “conversen” entre sí, se intercambien datos, estado y alertas y proporcionen información que pueda aprovecharse para un sinfín de áreas y campos de interés (ciudades inteligentes, redes eléctricas inteligentes, industria alimentaria, salud, logística, domótica, seguridad, transporte, etc.)”.
Gartner, en un estudio, distingue cuatro tipo de objetos cuando hablamos del Internet de las Cosas. Por un lado están los objetos simples, “demasiado primitivos para ser conectados a Internet, pero que igual pueden participar en interacciones útiles“. Segundo, nos encontramos con los objetos sensitivos o comunicativos, “que contienen sensores que se pueden comunicar y dar información acerca de ellos mismos o su entorno (por ejemplo, un sensor de presión inalámbrica en el neumático de un coche). En tercer lugar encontramos los objetos controlables, que cuentan con sensores “que pueden detectar, comunicar y recibir información y controlar. Por ejemplo, un sistema de calefacción a través de una caldera que se enciende y supervisa remotamente”. En último lugar están los objetos considerados autónomos o inteligentes que cuentan con sensores y funciones sofisticadas, como puede ser un coche.
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