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No había acabado 2016 cuando aparecían los primeros rumores sobre la complicada situación de Avaya. Los últimos avances tecnológicos han obligado a una transformación hacia el software, los servicios y nuevos modelos de negocio que han tenido un profundo impacto en muchas compañías.

Coincidiendo con la presentación de resultados a primeros de este año Avaya anunciaba que se acogía al capítulo 11 de la legislación comercial en los EE.UU relativo a la protección de bancarrota, el equivalente a nuestro Concurso de Acreedores, “para reestructurar su capital y mejorar su balance”.

Y parece que la compañía ha hecho los deberes. Sin dejar de anunciar novedades, ha vendido su negocio de networking a Extreme Networks y acaba de presentar un plan con el que pretende reducir su deuda de manera significativa, “mejorando la flexibilidad financiera y su posición para el éxito a largo plazo”, anuncia en un comunicado.

El plan es, en opinión de Kevin Kennedy, CEO de Avaya, “un paso crucial en nuestro esfuerzo por recapitalizar las cuentas de Avaya y crear una compañía más fuerte y saludable que pueda crear aún más valor para nuestros clientes”.

Entre otras cosas el plan, que deberá ser aprobado a finales del próximo mes, busca reducir 4.000 millones de dólares de deuda.

Tras asegurar que el negocio de la compañía se mantiene bien, que se consiguen tanto renovaciones como nuevos clientes, y que la cuenta de resultados de la compañía suma un efectivo de 750 millones de dólares, Kevin Kennedy ha dicho que mantiene la confianza “en nuestra capacidad de maximizar el valor para todas nuestras partes interesadas y completar nuestra reestructuración del balance tan pronto como sea razonablemente posible”.