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Intel, cuyos procesadores estamos acostumbrados a ver en ordenadores, servidores y, desde hace relativamente poco, en dispositivos móviles, ha empezado a dirigirse hacia el mercado del Internet de las Cosas con chips de muy bajo consumo y software para los dispositivos conectados y los instrumentos encargados de recolectar esos datos.

Esta semana la compañía ha presentado el Atom E3800, un chip de bajo consumo conocido hasta hace poco como Bay Trail-1, así como el Quark SoC X1000. Estos procesadores podrán verse en productos como máquinas dispensadoras, dispositivos médicos portátiles, cajeros automáticos, monitores de energía o incluso frigoríficos o set-top-boxes.

Además, la compañía ha lanzado una nueva familia de soluciones Gateway basados en Intel con software integrado de McAgee y Wind River.

Un reciente estudio de McKinsey Global Institute asegura que el número de máquinas conectadas ha crecido un 300% en los últimos cinco años. Las empresas se enfrentan a la fragmentación, la interoperabilidad y los retos de seguridad en un mercado en el que cada vez hay más dispositivos conectados. Y la propuesta de Intel es ofrecer soluciones de hardware y software escalables e integradas “diseñadas específicamente para responder a las necesidades del mercado, desde los dispositivos al cloud”, explica la compañía.

En su oferta Intel cuenta con ciertos activos clave, como la seguridad que le proporciona McAfee, y su sistema operativo en tiempo real de Wind River; ambos permiten que sus procesadores sean capaces de recopilar los datos rápidamente y de forma segura.

Los nuevos productos de la compañía reflejan el interés de Intel por expandirse más allá del PC. De forma que cualquier dispositivo que pueda beneficiarse de su presencia, se convierte en un objetivo para el fabricante de procesadores.