Nube híbrida: el poder del “y” frente al “o”

Negocios

Alejandro Solana, director técnico de VMware Iberia, responde en este artículo a los retos de una nube verdaderamente híbrida que permita volver a la nube privada cuando se desee.

El mundo empresarial lleva un ritmo frenético e imprevisible, siempre sometido a la presión de reaccionar ante los cambios del mercado, ya sea por el crecimiento del negocio, la expansión geográfica, las fluctuaciones estacionales o el lanzamiento de nuevos servicios o productos. Las empresas requieren recursos de TI más flexibles que se adapten al ritmo del negocio y cada vez más gente coincide en que las nubes híbridas deberían aportar precisamente eso. El poder mover los recursos de TI con fluidez de una nube privada a la pública y de vuelta otra vez según haga falta, atrae a las empresas que buscan más agilidad sin riesgos ni inversiones. Sin embargo, parece ser que muchas soluciones híbridas no son todo lo que prometen ser. Aquí es donde el poder del Y frente al O debería ser la luz que nos guía.

En teoría, al combinar lo mejor de las soluciones privadas con lo de las públicas para formar una nube híbrida, las empresas pueden asegurarse de que tienen la seNube híbridaguridad, la continuidad y el control que necesitan para los datos sensibles, a la vez que pueden escalar de manera rápida y rentable cuando surge un lanzamiento de servicio o una campaña de marketing de último momento. Lo que yo considero que es una solución realmente híbrida es que el mercado ya no tenga que elegir entre aplicaciones tradicionales o aplicaciones nativas de la nube, TI o desarrolladores, en las oficinas o fuera de las oficinas, seguridad, compatibilidad o inmediatez, flexibilidad, autoservicio en detrimento de su actividad laboral del día a día, los costes o la agilidad. Se trata de tenerlo todo y sustituir el dilema del o con la sencillez del y. La nube híbrida debería permitir el traslado fluido de cargas de trabajo entre las nubes públicas y los entornos en las oficinas con sólo un clic de ratón, aportando libertad y control absolutos.

El éxito de muchas de las empresas más rápidas e innovadoras del mundo depende de que el sistema híbrido cumpla su función. Incluso muchas de las empresas conocidas por sus aplicaciones nativas en la nube esenciales para el negocio tienen que cubrir necesidades en torno a las aplicaciones tradicionales y datos delicados que no encajan en los servicios de nube pública pura por los que se las conocen. A menudo mantienen en su red de la oficina bases de datos back-end, que contienen todo el código escrito y los datos de usuario, con el fin de mantener todo seguro de manera rentable, pero también tienen la necesidad de ejecutar aplicaciones tradicionales de back office para ejecutar y administrar su negocio. Sin embargo, las aplicaciones front-end, es decir, aquello con lo que interactúan los usuarios finales en la pantalla, se almacenan probablemente en la nube pública, lo que les permite ampliar o reducir la capacidad para cubrir los repuntes de tráfico que llega con las necesidades variables de la base de clientes de la nube y para aprovechar otros servicios en la nube como Mobile Back-EndaaS. Poder ejecutar y gestionarlos como una única plataforma es obtener lo mejor de los dos mundos de la nube.

Con estos beneficios tan claros del modelo de nube híbrida, no es de extrañar que el mercado se lance a invertir. Hoy en día, dos tercios de los responsables de TI de todo el mundo dicen que su solución de nube actual es la híbrida y la empresa IDC estima que las arquitecturas de nube híbrida serán dominantes más allá de 2020[1]. Sin embargo, ese mismo estudio sugiere que no todo está como debería, al revelar que muchos usuarios tienen dificultades con los problemas que se pretendía resolver precisamente con la nube híbrida: seguridad y confidencialidad (35%), complejidad (32%) y coste (25%)[2]. Todos hemos hablado en persona con empresas que adquirieron algo a lo que llamaban una solución híbrida pero han acabado descubriendo que les han engañado con el dilema de o. Las aplicaciones tienen que ser de una plataforma o la otra. Una vez que se ha migrado un conjunto de aplicaciones a la nube pública, no se puede volver a moverlas sin incurrir en gastos muy elevados, si es que se puede. Cuando quieren migrar aplicaciones desarrolladas en una infraestructura del proveedor de la nube a otra infraestructura, les dicen que no se puede. La migración también se convierte en una decisión única y unidireccional que limita su flexibilidad y aumenta en realidad los costes, al tener que mantener silos modernos y toda una gama de herramientas de integración. Tampoco pueden utilizar licencias de software existentes y pierden la posibilidad de integraciones fluidas con sistemas de otros fabricantes instalados mediante software existente. El efecto combinado es que la automatización y la orquestación en todos los entornos es prácticamente imposible.

InversionYo diría que estos problemas surgen porque las plataformas en la nube pública originales son esencialmente diferentes y hay que cambiar todo en la forma en que se trabaja, lo que directamente descarta la integración fluida. Por este motivo nos encontramos con todo un mercado nuevo de soluciones sin madurar para resolver una parte del problema, como las herramientas de importación que dicen ser de gestión de la nube híbrida. ¿Cómo puede un portal que dice permitir la migración de aplicaciones y cargas de trabajo entre diferentes nubes seguir el ritmo de plataformas que cambian sus características cada pocas semanas?

¿Qué deberían exigir los responsables de TI a los distribuidores antes de realizar inversiones para asegurarse de que realmente obtienen una solución híbrida legítima? Los tres puntos esenciales que se deben tener en cuenta al rascar la superficie de las promesas de un producto son: gestión uniforme, integración con productos de otros fabricantes y una API en común que abarque todos los escenarios de la nube híbrida. Una lista de comprobación inicial sencilla para verificar que el producto es híbrido sería:

–       ¿Pueden mis herramientas de gestión, seguridad y automatización existentes llegar a gestionar la nube pública?

–       ¿Puedo mover (no migrar) mis aplicaciones existentes (con el mismo sistema operativo, configuración y ajustes de red) a la nube pública y de vuelta a la privada cuando yo quiera?

–       ¿Sé en todo momento y con exactitud dónde se están ejecutando mis servicios de aplicaciones y datos y pueden estar en la misma red lógica y física de velocidad por cable local como mi infraestructura convencional?

Sin estas cualidades, las variaciones de su infraestructura serán enormes y esto provocará problemas de comunicación y compatibilidad y, en última instancia, aumentará los costes y eliminará toda posibilidad de operar con agilidad. Pensar de manera estratégica sobre los objetivos de la empresa y de TI es también esencial. Lo que hoy parece cubrir las necesidades inmediatas de TI, puede que no sea lo más conveniente para la empresa de cara al futuro plazo y podría resultar muy caro cambiar el rumbo. Una solución verdaderamente híbrida y un buen distribuidor deberían permitir flexibilidad.

Al plantear las preguntas correctas a los distribuidores y planificar con vistas al futuro, las empresas pueden evitar que las engañen con el cloud-washing, es decir con productos antiguos a los que simplemente les incorpora cloud al nombre aunque no lo sean, y asegurarse de que se comprometen con una solución genuinamente híbrida. Después de todo, sólo será un entorno realmente fluido, flexible y multiplataforma el que les aporte la agilidad y poder de elección que buscan para competir en la carrera empresarial de hoy en día: una solución que les ofrezca el poder del y.

[1] Encuesta sobre nube híbrida de IDC, junio de 2014

[2] Encuesta sobre nube híbrida de IDC, junio de 2014

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